Foto de Gustavo (lu7frb) Flickr |
Ave de hábitos acuaticos, se la encuentra en practicamente cualquier espejo de agua.
El plumaje del adulto es negro brillante, con reflejos verdosos y azulados, los cuales se intensifican durante la época reproductiva.
Ponen dos o tres huevos de color entre celestes y blanquecinos, alargados, sobre un abultado nido hecho de ramas y palos. Los pichones son alimentados por ambos padres con peces que regurgitan.
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Es un gran pescador y a diferencia de los gaviotines, martines peescadores y pelícanos obtiene sus piezas buceando y no lanzandose en picada desde el aire.
Luego de sumergirse debe secar sus alas, por lo que es comun verlo al sol con sus alas extendidas.
Vuela al ras del agua en forma recta y precisa, aveces tocandola con la punta de sus alas.
“Cuentan que Mbiguá, hombre de atlética contextura física y Yerutí, una hermosa mujer, vivían juntos a orillas del río. La belleza de Yerutí tentó a Capivara (el carpincho), que esperó la oportunidad para raptarla. Cuando Mbiguá se enteró salió rápidamente a perseguir a Capivara al cual alcanzó y le dio muerte pero no encontró a su esposa. Desesperado se arrojó al río para buscarla y nunca más salió. Al mismo tiempo por aquellos lados se apareció un ave negra volando, de cuerpo estilizado que de tanto en tanto se zambullía al río. Consultado el sacerdote, éste explicó que era Mbiguá transformado en ave, que seguía incansablemente buscando a Yerutí”. (Adaptado de Palermo, 1983).
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